el desierto se cae al mar hacia un lado, y hacia otro se salpica sobre antiguas entrañas de volcán.
No se qué lado me desconsuela más.
Contar fragmentos de cosas es siempre consolador y calmante. Los fragmentos del desierto, sin embargo, son tan iguales que una parece estar contando sus desamores, tan iguales.
Este desierto me acoge como un regazo de abuela que huele a lavanda y a la que le tintinean las pulseras. Es caliente y alborotado. Mis pensamientos, como bacterias en charca tibia, se reproducen y crecen sobre la arena. Mientras mis manos intentan imitar la simetría de las ondas que jalea el viento.
Caliente y alborotado. Como las partes de tí que dan al mar o a tus entrañas, y en las que mis manos jalean y mi mente anida.
3 Comments:
y cada idea es un grano de arena que el viento mueve a su antojo, y vamos al mar o a las entrañas, no porque queramos, sino porque nos dejamos llevar...
Los desiertos de arena pueden estar tan llenos de sentido como tú quieras...lo malo son los desiertos de sentimientos...
y las camas desiertas ni te cuento...
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