Sin embargo, desde Lucy (una antepasada nuestra que vivió hace 3 millones y medio de años, de nombre tan corto como la extensión de su cerebro) hasta el homo sapiens, todo han sido trapiezos adaptativos, mutaciones fortuitas con mayor o menor fortuna para la supervivencia, encuentros desconcertantes con los problemas que presentaba el medio....
Desde el cerebro del primer vertebrado (hace 300 ó 400 millones de años), hasta el nuestro (pasando por el de Lucy, menudita y paciente huella de nuestra evolución), la imperfección ha ido marcando los cambios: por tratarse de seres imperfectos, hemos evolucionado.
La perfección de los organismos simples los ha mantenido, altivos en su pequeñez, iguales a lo largo de la historia.
La imperfección de los vertebrados, y en particular, de nuestra especie, nos ha hecho sufrir tropiezos y cambios desconcertantes. La complejidad se cobra su precio.
Perfecto y simple? o complejo e imperfecto?
Imagino a un mosquito de los que angustian en las madrugadas estivales, paseando su simpleza perfecta por mi cuerpo de especie aún en pruebas. El peso de la no-evolución y los 600 años de experiencia en su trompa succionadora marcan las distancias entre lo perfecto y lo imperfecto.
Sucumbimos a la simpleza, padeciendo el picor y el insomnio asqueante, corriendo desesperados en busca de un insecticida (gran logro de nuestro cerebro evolucionado).