va y llueve y tormentea esta tarde en barcelona.
una tormenta de esas con las que mola dejarse mojar, mirar desde el balcón sin camiseta y que los escalofríos bienvenidos mermen el miedo a los truenos y relámpagos.
si tanta educación católica, o primermundista, no me hubiera atrofiado la mente, sería animista, y estaría ahora celebrando la descarga de agua: un orgasmo de la naturaleza, de todas las deidades. Lo estaría celebrando sin la camiseta y sin la vergüenza.